[RELATO SIMPLÓN Y ESPONTÁNEO DE ACTUALIZACIÓN SEMANAL]

Macri, chipriota errante, normalmente en paro pero que ahora trabaja en Londres para una editorial, emprende una aventura para intentar conseguir los derechos de autor de un libro ucraniano de ciencia ficción. Desgraciadamente el soldado está integrado en tropas internacionales y Macri viaja siempre ahorrando.

(English version here)


QUINTA ENTREGA

Aunque era algo tarde para Kabul en el salón aún estaba Lionel, un catalán de payasos sin fronteras, sentado en un sillón con los pies en la mesa, escribiendo y bebiendo vino. Era un tipo delgado, alto, con el sombrero de vagabundo bien calado. Escribía dándose aires evidentes de intelectual. Macri y Maru se sentaron a su lado y se sirvieron dos vasos. El chico dejó su libreta. Macri se presentó y se intercambiaron las explicaciones de rigor sobre lo que hacía cada uno en Afganistán. Lionel sólo llevaba dos semanas, había venido acompañando a una ONG que trabajaba en hospitales de inválidos.
-¿Y tú que impresión has sacado del país en estas semanas?
-Terrible. Es muy triste el daño que han hecho los talibán.
-¿Sólo los talibán?
-Bueno, ellos sobre todo, aunque es mucho más complicado, la historia de Afganistán en demasiado compleja como para explicártela en un momento. Los talibanes, los pastunes, los muyaidines... todos eran unos fanáticos musulmanes, pero los talibán peor. Podían matar a una mujer porque se le resbalara el burka y destrozaron todas las televisiones del país.-Lionel estaba verdaderamente pedante. Macri lo escuchaba sonriente:
-¿De verdad? Y tú en que lo has notado?
-Se nota en todo, en cuanto viajas un poco por el país.
-¿Has viajado mucho?
-Bueno he estado en Herat. No te imaginas lo peligroso que es moverse por aquí. Tienes que ir siempre con escolta.
-Pues he oído que hay gente que se mueve por su cuenta.
-Qué va, ninguna! Es imposible. Lo que pasa es que los que trabajamos en oenegés pequeñas, como nosotros, sólo llevamos el chofer y uno o dos escolta. A nosotros nadie nos financia coches blindados ni todoterrenos de apoyo cargados de guardas; las organizaciones grandes sí lo tienen, pero a nosotros no nos dan nada. Nos jugamos la vida, pero es que lo nuestro es otro rollo, y a cambio somos más independientes.
-Es admirable.
-Lo sé. Nosotros estamos en contacto con la gente, hablamos con ellos y sabemos como va el país. Las organizaciones grandes son funcionarios.
-Hablas dari.
-No, pero tenemos un traductor muy competente. Se llama Yusuf y además hace de chófer y hasta lleva pistola. Es lo mejor que hay. El me ha enseñado de verdad como es Afganistán y sus costumbres. Una vez incluso entré en una casa afgana y la familia me invitó a té. Es toda una tradición, muy complicada de explicar, hay que conocer bien su cultura para integrarse como nosotros.
- No tengo palabras...-Macri estaba ya descaradamente cínico. Sin embargo el payaso no se daba cuenta de nada. Maru dudaba entre fulminar a su amigo con la mirada o reírse a carcajadas.
-Y lo de la guerra es terrible. Nuestra tarea aquí es importantísima.
-¿Te refieres a los payasos?
-Claro. A base de hablar con mujeres que han sido atacadas por sus maridos he llegado a la conclusión de que las mujeres no saben jugar, ¿sabes? Cuando les pido que juguemos a algún juego no saben plantearlo. Y si les digo juegos no pueden concretarlo, no logran generar con ingenio un juego con reglas, desarrollo y objetivo. Uff, Asusta.
-En verdad sí, me está entrando pánico -Macri lo dijo mirando a Maru, que tuvo que taparse la boca para disimular una carcajada.
-Es por el trauma de la guerra. Es típico.
-¿Y no tiene nada que ver con que sean musulmanas, ni con su cultura? ¿O con que aquí tengan una idea diferente de los juegos?
-Que va. Se ve que no conoces el país. La cultura musulmana es una cultura muy alegre, los niños se ríen con nuestros números y siguen nuestros juegos sin problemas..
-Es vosotros sois unos payasos profesionales -Ahí Maru que iba a estallar e risa se levantó bruscamente y se fue corriendo a la cocina.
-Oye, ¿estás de coña o qué?
-No, no, para nada. Perdona, voy a ver qué ha ido a hacer Maru. Ahora vengo- Macri se levantó con descaro y se fue a la cocina. Lionel se quedó mirándolo, mosqueado y con cara de indignado.
Maru estaba apoyada en el fregadero, con la mano tapándose la boca y el cuerpo entero temblando en espasmos de risa. Cuando Macri entró a la cocina y se puso a mirarla todo sonriente, ella le dio un pellizco fuerte en el hombro, sin parar de reír:
-Eres lo peor, has hecho que me ría en su cara!
-No, lo peor es él con sus opiniones pedantes y cutres. El tío no se ha bajado del coche, no sale sin escolta, no entiende una palabra del país y encima se permite dar lecciones.
-Hombre, algo sabrá después de un mes aquí!
-¿Tú crees? Apuesto a que nunca ha entrado en un kebab. Y no sabe ni decir buenos días.
-Hombre, lo de ir a los kebab ya hemos visto que no siempre es buena idea.
-Eso es cierto. Qué miedo! Menos mal que el payaso ese ha hecho por lo menos que nos riamos.
-Creo que me han hecho daño de verdad en la sien.
-Pobrecita...mmm..y el tío dice impunemente que es que las mujeres afganas no saben inventar juegos interesantes por culpa de la guerra! Es inconcebible, no me puedo imaginar a nadie que diga más estupideces por minuto...
-He dicho que me duele -lo interrumpió.
-¿Donde?
-Aquí, en la sien- Maru le estaba poniendo morritos. Cara de pobrecita.
-¿Quieres que te dé un beso?
-Ajá -Movió la cabeza afirmativamente.
-Vale. -Macri se acercó a besarle suave la sien, pero cuando iba a hacerlo Maru giró la cabeza y sus labios se encontraron.
El primer a beso a cualquier persona siempre es especial. Es como si cuando dos bocas que no se conocen tuvieran una textura especial. Una lámina fina pero áspera, que se desgasta a medida que las bocas se acostumbran una a la otra. Por eso en el primer beso los labios siempre parecen más secos, más ásperos, sin explorar. Son un espacio mágico sin nada que ver con el resto del cuerpo del otro.
Así lo sentían Maru y Macri. El beso empezó seco, superficial, como si cada boca pellizcara a la otra. Un cariño concentrado que fue creciendo, como en ondas. Y entonces el beso creció. Se volvió húmedo. Los labios empezaron a abrirse, a ampliarse. Él mordió el labio inferior de ella; ella el de él. En poco tiempo las dos bocas jugaban una con la otra sin límites ya. Estuvieron besándose un rato largo, en silencio, dedicados a sentirse. Se chupaban, se mordían, se acariciaban con la lengua. Los mordiscos empezaron a ser más fuertes y entonces tuvieron que apretarse uno contra otro. Macri sintió el pecho de Maru apretarse contra el suyo y sus caderas chocando con las suyas.
Ahí Maru se separó de Macri y lo agarró de la mano:
-Vamos a mi cuarto.
Los dos pasaron, corriendo y agarrados de la mano por delante del payaso catalán, que apenas se dignó en mirarlos.

1 comentario:

Estefanía dijo...

Estoy verdaderamente en ganchada a esta historia ! siga usted deleintando con su ingenio e inventiva !:)