[RELATO SIMPLÓN Y ESPONTÁNEO DE ACTUALIZACIÓN SEMANAL]

Macri, chipriota errante, normalmente en paro pero que ahora trabaja en Londres para una editorial, emprende una aventura para intentar conseguir los derechos de autor de un libro ucraniano de ciencia ficción. Desgraciadamente el soldado está integrado en tropas internacionales y Macri viaja siempre ahorrando.

(English version here)


OCTAVA ENTREGA

Maru pidió al chofer que los dejara al principio de la famosa Chicken street. La calle del pollo. Maru le contó que esa calle ha sido de siempre el centro del turismo en Kabul. En los años hippies era conocida entre todos los viajeros que hacían la ruta de Estambul a la India o Katmandú. Los mochileros de las flores y la marihuana trajeron una riqueza que ahora añoran los tenderos y la ciudad entera. Resulta curioso que aquí, aún, el turismo occidental sea sinónimo de jóvenes hippies y no de grandes tour de señores que se desplazan en autobús en masa y con guía. Es evidente que sólo podría pasar en un país en el que, como éste, no hayan dejado de sucederse guerras atroces desde los setenta. En todo caso la calle no había cambiado mucho desde la época, a pesar de talibanes, muhaidines y americanos.
La acera era una fila ininterrumpida de tiendas; la mayoría de alfombras, pero también de especias, de ropa y hasta de electrodomésticos y comestibles. Estantes con productos colocados delante de cada tienda ganaban terreno a la calle y obligaban al peatón a pasar por dentro de los negocios al andar por la calle. Formaba así una especia de pequeño bazar, algo cutre.
Ellos se bajaron justo frente a un antiguo hotel adornado con una señal colgante y oxidada con el nombre de la calle escrito en inglés, con letras azules sobre fondo amarillo. Parecía que en cualquier momento fuera a salir una pareja de jóvenes con mochila fumando porros del hotel. Pero estaba cerrado. No hay nada más triste que pasear por un sitio turístico donde no hay turistas; la decadencia y su melancolía se apoderan del paseante y hasta el más estricto llega a echar de menos algunos señores con camisas llamativas y cámaras de fotos. En vez de eso una pandilla de niños echó a correr hacía ellos. Rodearon a Macri ofreciéndole tarjetas de teléfonos prepagadas, caramelos y mecheros con linterna. Agitaban los productos delante de su nariz, le tiraban de la ropa y casi no lo dejaban caminar. El lado bueno es que la horda de chavales pedigüeños le impedía apreciar el vacío de la antigua calle turística. Maru, a la que los niños apenas incordiaban, andaba divertida de la situación, y sin parar de hablarle al pobre Macri, que iba irritándose por momentos:
-Sabes? Hay un coordinador de la ONU que de joven vino a Kabul, en los setenta, en plan hippy, en una furgoneta Volkswagen. Cuenta que era el único país de Asia donde no había mendigos ni te acosaban niños por la calle -Maru andaba tranquila, más relajada también porque al ser mujer la manoseaban menos.
-Sería porque era hippy, y hasta los niños se daban cuenta de que no tenía un duro, sólo yerba para fumársela. (Los teléfonos móviles son ubicuos en Kabul).
Los niños eran persistentes. Los seguían calle abajo y les estaban estropeando el paseo. Maru se cansó y empezó a decirles "mañana". Extrañamente algunos se conformaron y se quedaron atrás, eso si, después de amenazarlos con el índice y decirles "mañana" a su vez. Los que se quedaron eran, sin embargo, los más pesados. Sobretodo una niña pequeña le tiraba de la manga y se llevaba la mano a la boca, pidiéndole comida y que amenazaba con romperle el corazón a Macri.
-Quizás si vamos por la calzada podemos dejarlos atrás.
-Ni se te ocurra bajarte de la acera
-¿Tienes miedo de que nos atropellen? -Justo en ese instante in convoy militar italiano pasó por la calle, con soldados armados hasta los dientes en la torreta de cada blindado.
-Que va, y eso que entre los coches estropeados y las bicicletas tendrías muchas papeletas, pero no. Son normas de seguridad y uno acaba acostumbrándose. Es por los VEBI. En la calzada eres un objetivo fácil.
-VEBI?
-Vehículo bomba improvisado. Así le llaman aquí. Los de naciones unidas tienen la manía de ponerle siglas a todo.
-Ya, los franceses preferís las abreviaturas y los diminutivos.-En ese momento uno de los tenderos sentado ante su negocio y observando a la gente pasar se levantó y agarró fuertemente a Macri del brazo.
-Entre, Mister, entre. Alfombras afganas auténticas.
-Es que no llevo dinero, de verdad.
-Mirar es gratis. Placer para los ojos. Pasen, pasen.-A la vez dio un par de palmadas que ahuyentaron a los críos que se habían acoplado a Macri. Este gesto de autoridad lo convenció y se dijo que no iba a pasarle nada malo por ver algunas alfombras. Entraron a la tienda. El lugar estaba en penumbra y llenísimo de objetos. Cacharros de metal, de madera, de piedra, amontonados por todos sitios. En el centro una alfombra mullida y varios taburetes donde se sentaron. Olía ligeramente a hachís. Por su parte, el comerciante era obsequioso y antes que nada les ofreció un té. Mandó a un niño corriendo a hacer un recado.
-Mi nombre es Jamil, bienvenidos. Aquí tenemos de todo. Alfombras de Kunduz y de AltiBolag; joyas de aguamarina y turmalina; y la reina entre las piedras preciosas afganas, lapislázuli. Azul con motas de oro. También tengo antigüedades, cuchillos con mangos de marfil, lámparas y teteras decoradas como tesoros... Pero no tenéis que comprar nada. No os he invitado para vender, sino para charlar.
-¿Pasan muchos extranjeros por aquí?
-Bueno, no es como antes, pero algunos hay. Sobre todo militares y empleados de la ONU. Últimamente han dejado de venir por temor a los atentados. Algunos comerciantes han montado tiendas en el interior de las bases americanas, pero yo me niego a que te cacheen cada día y a sentirme un extranjero en mi propio país, sólo por dinero. ¿Más té? -Macri asintió con la cabeza y alargó la taza, sentía mucha curiosidad por saber algo más de ese país. A su lado Maru sonreía callada mientras daba sorbitos a su vaso de té.
-En verdad el negocio va bastante mal. ¿No veis que está todo polvoriento?
-Pensé que era así, para que parezca más antiguo.
-Qué va. Tengo la tienda tan llena de mercancía que casi no puedo moverme, y hemos dejado de comprar cosas nuevas porque no vendemos nada.
-¿Y de qué vivís?
-Sobrevivo con algún cliente que pasa suelto. Gente que se va a casar, afganos que vivían en los Estados Unidos y se vuelven. También exportamos a Pakistán, pero, ¿sabéis? El principal negocio ahora son las exposiciones. En las exposiciones internacionales se vende mucho y caro, pero hay una mafia que decide quién va y quién no a las exposiciones.-En ese instante entró como un huracán un hombre grande y barbudo en la tienda
-¿Qué hablas de mafia, viejo loco?- Al vozarrón le siguieron un par de carcajadas no menos intimidantes. Era moreno de piel, se le notaba fuerte debajo de la impecable shelwa. Le extendió la mano a ambos
-¿Qué tal? Mi nombre es Ajmal. ¡Ya tenía ganas de conocer al famoso Macri Kibris y a su guapa amiga francesa! -Institivamente Maru y Macri se miraron uno a otro y luego miraron a la puerta, asustados y buscando un escape ante lo que tenía toda la pinta de ser un nuevo secuestro.
-No tengáis miedo. Soy amigo vuestro.
-Tenemos demasiados "amigos" en Kabul, y eso que acabo de llegar.
-Os hablo en serio, podéis confiar en mí. Yo soy kuchi, en el barrio me conocen como Aimal el Kuchi. Mi familia entera es nómada y yo mismo me crié entre los nómadas aunque luego me vine a Kabul porque soy deportista y necesitaba instalaciones para entrenar. Ahora ya he dejado la competición y soy el dueño de un gimnasio.
-Has venido a invitarnos a que nos apuntemos? -La ironía era siempre cosa de Macri. Maru lo dejaba hacer en estas situaciones y adoptaba su actitud más discreta. Miraba el combate verbal en silencio, sorbiendo su té. Casi como una mujer afgana, sólo que divirtiéndose por dentro con el espectáculo.
-Creo que no os vendría mal visitar el gimnasio. Pero no he venido a eso. Ya sé lo que pasó anoche, vuestra visita a casa de Hasmat Ghani Ahmadzai. No debéis creeros nada de lo que os cuente ese viejo corrupto. Ghani no es kuchi ni nada. Su familia ha sido siemprea famosa por ser unos estafadores. Su padre ya era un estafador, que hizo dinero vendiendo y comprando ganado en mal estado. Cuando llegaron los rusos lograron escaparse a Pakistan y montaron un negocio de contrabando de opio. Luego la familia se instaló en los Estado Unidos y llegó a tener varias industrias de importanción, todas mafiosas. Hasmat y su hermano Ibrahim compraron su licenciatura en economia y el padre se convirtió también en donante de partido republicano. Cuando los americanos ocuparon Kabul los dos hermanos corrieron a instalarse aquí vendiendo la imagen de que eran honestos empresarios norteamericanos de origen afgano dispuestos a volver a su país, una vez liberado, y a asumir el riesgo de invertir aquí. En verdad han vuelto a encargarse del negocio del opio y mantienen algunas empresas que viven de los sobornos y que se llevan todas las adjudicaciones para construir carreteras y depósitos de agua que hacen los norteamericanos. Tienen todo el apoyo de los yankis, que como no se enteran de nada piensan que como financian al partido republicano, pues son de confianza. De hecho obligaron a Karzai a nombrar a Ibrahin Ghani Ministro de Finanzas, y ahí sigue. El mayor gánster de Afganistán,
encargado de que nadie defraude a Hacienda!
-Vale. Es una historia muy interesante, pero yo ya me había dado cuenta de que es un gangster. Sin necesidad de conocer esa historia. bastó con me me secuestrara, me diera una paliza y amenazara con matarme para deducir que no es el tipo más honesto de por aquí. Así que, ¿por qué vienes a contarme todo eso tú?
-Porque sé que te habló de la espada del Príncipe de Gor. Y sé que quiere utilizarte para conseguir echar a los hazara y que todos los kuchis lo reconozcan como lider.
-Bueno, él afirma que ya es el lider de los gistanos esos.
-No somos gitanos, señor Macri, aunque compartimos antepasados con ellos. Somos nómadas. Kuchis.
-Como quieras.
-El caso es que Hasmat Ghani no representa a ningún kuchi, sólo a sí mismo y a su hermano. El único verdadero representante de los Kuchis es Naim Kuchi, desde siempre. Él es nuestro líder. Fue el primero que consiguió hacernos sentir como una nación, no como parias y el primero que nos unió a todos. Con él conseguimos crear nnuestro propio ejército y hacer que se nos respetara en Afganistán. Gracias a eso logró que hasta los talibanes nos tuvieran miedo y nos dejaran en paz. Cuando los americanos llegaron, la familia Ghani utilizó su influencia para difamar a Naim. Urdió un montaje para intentar demostrar que había sido amigo de los talibanes y para acusarlo de traficar con opio. Obligó a colaborar con la farsa incluso al propio presidente Karzai, que invitó aNaim una reunión que era una trampa. Cuando llegó lo detuvieron los soldados americanos y lo mandaron a Guantánamo. Se pasó allí dos años. Entretanto al señor Hasmat Ghani Ahmadzai le permitieron ocupar los escaños reservados en el Parlamento para la nación kuchi. Cuando por fin conseguimos que liberaran a Naim y volvió aquí tuvo que esconderse para que no lo mataran. Desde entonces Hasmat Ghani está empeñado en quitarlo de enmedio. Ha intentado varias veces descreditarlo inventándose escándalos y hasta difundió un falso video sexual suyo con prostitutas tadjikas.
-Hmmmmm, las favoritas de Borat, sin duda.
-Eso no es ninguna broma en nuestro país, señor Macri. En todo caso, el momento de la nación kuchi ha llegado. Y en las próximas semanas tanto Ghani como los hazara harán lo posible por acabar con Naim.
-Qué pintan los hazara en todo esto?

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